Comentario a la parábola del Buen samaritano Lc 10, 30-37

Parábola del buen samaritano Lc 10,30-37
Jesús respondió: “Un hombre bajaba de a Jericó y cayó entre , que le robaron todo lo que llevaba, le hirieron gravemente y se fueron dejándolo medio . Un bajaba por aquel camino; al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Igualmente un , que pasaba por allí, al verlo dio un o y pasó de largo. Pero llegó un , que iba de viaje, y al verlo, se de él; se acercó, le vendó las heridas, echando en ellas y vino; lo montó en su cabalga­dura, lo llevó a una y cuidó de él. Al día siguiente sacó unos dineros y se los dio al posadero, diciendo: “Cuida de él y lo que gastes de más yo te lo a la vuelta”. ¿Quién de los tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los ladro­nes?” Y él contestó: “El que se compadeció de él”. Jesús le dijo: “Anda y haz tú lo mismo”.


Contexto

La parábola está inserta en el viaje de Jesús a Jerusalén. Du­rante la primera parte de este viaje, reúne las enseñanzas de que preparan a los discípulos para la misión eclesial después de su . Son textos en los que el indica el camino que ha de recorrer la comunidad de auténticos creyentes.

Pretexto


Un maestro de la Ley, un seglar teólogo, pregunta a sobre lo que ha de hacer para conseguir la vida eterna. Jesús le remite a la Ley: amor a Dios y al prójimo (Dt 6,4 y Lev 19,18). “Haz esto y vivirás: tendrás vida eterna”. El maestro de la ley, que ha preguntado algo obvio para cualquier israelita, intenta salvar su imagen y hace otra pregunta más aguda y muy discutida entre los rabinos: ¿Quién es el ? De todas formas, la respuesta estaba claramente respondida en la Ley: "Prójimo es todo miem­bro del pueblo de Dios" (Éx 20,16-17;21,14.18.35; Lev 19,11-18).

Sentido del texto

Jesús aprovecha estas preguntas, sobre todo la segunda, para enseñar dos puntos principales:
1. Sólo amando a Dios y al prójimo se tiene vida eterna.
2. El prójimo es todo hombre que me necesita. Y todos somos necesitados.
* El contraste de la actitud de los hombres oficialmente religiosos con el es de una enorme dureza. Porque el samari­tano es étnicamente un mestizo, religiosamente un herético y sincretista; sociopolíticamente un despreciado traidor. Uno de los mayores insultos entre judíos era llamarse: "samaritano". El maestro de la Ley no usa, por desprecio, el término samarita­no, en su respuesta a Jesús.
* El samaritano utiliza las medicinas de urgencia de la época: el vinagre para evitar infección -nuestro alcohol-, y el como bálsamo, que suavice los dolores. Utiliza su asno como ambulancia. Y añade dos días de salario para los gastos de estancia en la y promete pagar lo que haga falta a su vuelta del trabajo.
Jesús en esta dramática y dura parábola no amplia el significa­do de . Lo cambia:
* Prójimo no es el conciudadano, el de la misma raza, etnia, nación, clase, etc.
* Prójimo no se refiere, en último término, al otro: cercano/lejano, amigo o no. Porque la proximidad, la projimidad ya no es criterio.
* Se rompe la criteriología del lejos/cerca, próximo/lejano. Eso pertenece a una mentalidad estática, del tipo que sea, religiosa, étnica, política, social, etc...
* La razón, el motivo último de esta proximidad, de esta cercanía, es el amor: la compasión, el sentir lástima, que sobrepasa toda norma, ley, rito y precepto; porque como ha dicho el maestro de la Ley: "Eso dice la Ley: amar a y al prójimo".
* La projimidad no es cuestión de cercanía/lejanía de cualquier tipo, sino de actitud ante el otro, ante los demás: Dios y el hombre.
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